Horas Joánicas Lucas 9:24 Octubre 1996 ___________________________________________________________________ [Las "horas joánicas" son propuestas para sostener la bùsqueda de Dios en el silencio y la oración. Se trata de dedicar dos o tres horas para leer en silencio los textos bíblicos que se sugieren y que van acompañados de un breve comentario y algunas preguntas. Más tarde, reunidos en pequeños grupos en casa de uno de los participantes, se comparte brevemente lo que cada uno cree haber descubierto, pudiendo eventualmente finalizar el encuentro con un tiempo de oración.] Octubre 1996 Luc 9.24 Jesùs ha venido para "que tengan vida y la tengan en abundancia" y para salvar a "quienes estaban perdidos". Por lo tanto, él no quiere restringir la existencia humana sino liberarla de todo lo que puede entorpecerla. El que sólo piensa en salvarse a sí mismo vive bajo la amenanza del fracaso. Haciendo de sus miedos la motivación de sus actos, va a vivir a la defensiva, buscando cómo protegerse, rechazando la espera de algo nuevo en su vida. Finalmente, los otros representan para él una competencia, una amenaza. Quien da su vida se libera de cálculos permanentes: ¿Qué gano? ¿Qué pierdo? Si consiente en "perder", a sus propios ojos como ante los ojos de los demás, es porque el don gratuito de su persona es vital para él y tiene más valor que todo lo demás. Antes que buscar cómo convencer, controlar y seducir, él puede servir, curar, ayudar. De esta manera crea la confianza. Su libertad crece en una comunión sin límites, su exis~tencia puede abrirse a la vida eterna. Hay un encadenamiento en el don. Si estoy vivo, si he tomado gusto a la vida, es porque los otros me han amado, esperado. Y si quiero que la vida de los demás sea bella, es porque sé que merece la pena ser vivida. Habiendo recibido mi vida de otro, yo puedo entregarla. Jesùs es el perfecto testigo de que la vida cobra todo su sentido si se da a los demás. Porque ha vivido el amor del Padre hasta el extremo, en cuanto Hijo ùnico, ha podido dar su vida, su cuerpo y su sangre, por amor a los seres humanos. A sus ojos contamos más que su propia existencia. Su don llega a ser en nosotros una fuente para que nosotros también nos entreguemos a los demás. Apoyándonos sobre él, más allá de nuestras carencias y de nuestros miedos, tenemos la seguridad de poder amar a nuestra vez. ¿Cómo hacer partícipes a los demás la admiración ante lo que más amo en la vida? ¿Qué me recuerda el valor que Dios concede al ser humano, a la creación, a la vida? "Johannine Hours" - 10/96 - ©71250 Taizé-Community, France. community@taize.fr ------------------------------------------------------ file: /pub/resources/text/taize/espanola: jhs-9610.txt .